Hace año y medio más o menos, después de haber comenzado el año escolar, le pregunté a mi hijo si deseaba hacer su Primera Comunión, en cierta forma yo cruzando los dedos porque dijiera que no, me enfrento a un alegre SI!!!!
De verdad a sus 8 años 4 meses lo encontraba muy niño aún, personalmente deseaba que lo hiciera más tarde así como yo la hice a mis 13 años, pero bueno él es capaz de decidir y yo como mamá debo respetarle. Así fue como se pasó todo el año pasado preparandose para ello.
Al comenzar este año el año escolar, nuevamente le hice la misma pregunta y nuevamente su respuesta fue afirmativa, desde ese momento comencé a pensar que le podría hacer para ese gran día y como lo viviriamos, aunque no compartía su decisión debía respetar la decisión de este ser humano tan chico.
Soy una mujer católica, que siempre ha tenido alguna actividad ligada a la Iglesia ya sea como apostolado o en algún otro tipo de actividad, actualmente participo en un grupo desde la distancia en que me encuentro, pero siempre presente, pero con todas mis creencias, seguía pensando que mi hijo aún era muy chico para semejante sacramento.
Por otro lado, mi esposo tiene poca formación, pero su actuar y su pensamiento son absolutamente cristianos, no se identifica con ninguna iglesia, pero si es un hombre de mucha Fe, se que es dificil entenderlo, pero yo con los años a su lado he sabido ver ello en él. Mi esposo también piensa que nuestro hijo es muy chico y cierta forma ha demostrado su molestia frente a su decisión, pero al igual que yo, lo está apoyando.
Ya nos vamos acercando a la mitad del año, cuando por esas conversaciones de la vida diaria con su profesora me manifiesta que mi hijo en la clase de religión se ha auto declarado un milagro, un milagro de amor igual que la canción. Claro el dijo a su modo saber como definir un milagro y su inteligencia emocional tan grande lo hizo poder encontrar la definición exacta en sus palabras....
Así es frente a tan maravillosa reflexión me convencí absolutamente que la espiritualidad de mi hijo yo la estaba mirando en menos y desde ese momento comencé a idear sus recuerdos de Primera Comunión.
Debía ser algo sencillo, con un colorido alegre que describiera a mi hijo, debía ser un detalle que no quedara sumergido en el baul de los recuerdos y que pudiera ser colocado en algún lugar especial donde no alejara a las personas sino que los atrajera por el colorido plasmado en ello.
Así fue como la decisión tomada se enfocó hacia las cruces, ahora debía decidir que tipo de cruces al comienzo pensé en policromia y decoupague.... luego dije ceramica. Me di cuenta que me iba a salir caro pero él se lo merecía, poco a poco y mes a mes, fui comprando los elementos faltantes, finalmente lo último que compré fueron las cruces.
Empezar sacudirlas y limpiarlas una por una, echarles 4 capas de esmalte perla blanco, ese era el color de fondo el blanco, pero el colorido alegre de ellas le daría el toque especial. Lo que si estaba decidido es que las 72 cruces serian totalmente distintas unas de otras, podrian haber similitudes pero no igualdades.
Una vez terminadas de esmaltar las 72 cruces apliqué el colorido, luego cuidadosamente las envolví una por una en papel seda y las mandé a quemar..... debí esperar 10 diás para que me las entregaran.
Durante esta espera, me entero que el asesor espiritual de su colegio, les confesaría pero iría con dos o tres sacerdotes más, que los niños no conocian, para que cumplieran su segundo sacramento.
No me gustó esa idea, como hacia poco había llegado a Chile mi primo Sacerdote le comenté la situación y le pedí si el me podría ayudar, además no quería que la Primera Confesión fuese un mero tramite por estar concentrados en la Eucaristía, si no que quería darle la misma importancia que a los otros sacramentos.
El Domingo recién pasado nos fuimos a tomar un rico Té donde mi prima, luego llegó el primo sacerdote y en una conversación muy relajada mi hijo comenzó a plantear sus inquietudes y entre todos se las fuimos aclarando, hasta que en un momento se aburrió de estos viejo y se fue a ver televisión, mi primo después de un rato se fue donde estaba él y a puerta cerrada estaba siendo confesado en un ambiente preparado para ello.... al poco rato llega feliz y sonriente mostrando orgulloso el crucifijo recibido como Recuerdo de su Primera Confesión.
Es una de las primeras veces que mi primo como sacerdote tiene la oportunidad de participar en el proceso de Primera Comunión de alguno de sus sobrinos y participará en la Eucaristía aquel día tan importante para mi niño.
Aprovechando el encuentro hicimos una bendición de sus recuerdos pintados por mí. Los que llevaremos a la Iglesia van envueltos en papel de regalo para evitar las disputas por una o por otra, diferenciando los de las niñas y los niños, pero tambien diferenciando aquellas que pueden ser para ambos sexos.
Ya estoy en la fase final de esta preparación, ahora solo estoy poniendo manos a la obra para que el almuerzo de aquel día sea a la altura de la celebración de mi hijo y aprovechando la presencia del primo para bendecir esta casa que con tanto esfuerzo hemos construido.
Todo este enorme trabajo tan solo por la decisión de un niño, pero absolutamente feliz de acompañarlo como se merece para este día tan esperado por él.
Anoche me dijo que el sábado 31 llevará en su bolsillo la cruz que su tío le ha regalado para que le de buena suerte.
Los niños también pueden tomar grandes decisiones por muy pequeños que sean.
